Al juez Garzón lo van a procesar porque se ha dedicado a investigar los crímenes del franquismo sin tener jurisdicción sobre ello. Lo que esto quiere decir, explicado de un modo simple (y no del todo exacto, como es a veces lo simple), es que Garzón se ha metido en un lío no por investigar esos crímenes, sino porque eso no era asunto suyo, no era competencia suya.
Ahora bien, lo que nos tiene a todos en vilo, lo que hace que se celebren manifestaciones (muchas a favor de Garzón, algunas en contra) en distintas ciudades es que todos sabemos que lo que se discute no son las competencias ni las obligaciones de Garzón como juez, sino los crímenes del franquismo. Unos se alegran de que por fin alguien vaya a hacer pagar a los culpables; otros se indignan porque “es mejor dejar las cosas como están”, “ya pasó mucho tiempo”, “para qué reabrir las heridas”. En el fondo, en todo este asunto, ya lo de menos es Garzón.
Yo soy de los que se alegran. No me importan los motivos de Garzón. No sé si hace esto por vanidad, porque le gusta ser un juez estrella (quizás sí) y salir en la prensa constantemente, o por deseo de hacer justicia. Ni siquiera le tengo especial simpatía y, además, me desconcierta mucho esa voz aflautada que tiene, que no casa con su cara. Pero, igual que me alegré cuando decidió procesar al grandísimo hijo de puta de Pinochet, me alegro de que quiera investigar los crímenes del franquismo.
Me alegro, en primer lugar, porque los delitos que se cometen al amparo del estado o que el propio estado comete son especialmente repugnantes. Ganar una guerra no justifica pasarse cuarenta años actuando por encima de la ley o doblegando la ley a conveniencia propia y de los tuyos.
Me alegro, en segundo lugar, porque no estamos hablando de Historia antigua: quedan todavía muchas personas que vivieron la guerra civil y, desde luego, más o menos la mitad de los españoles (como mínimo todos los que tienen 50 años o más) tiene recuerdos precisos de la dictadura, que marcó su infancia y parte del resto de su vida.
Me alegro, en tercer lugar, porque no se trata de reabrir las heridas. Las heridas están abiertas todavía y es necesario cerrarlas. Se encarceló gente inocente cuya vida quedó torcida para siempre; se ejecutó gente con acusaciones falsas; se “expropiaron” bienes que continúan en manos de los herederos de los criminales.
No es demasiado tarde para cerrar heridas y reparar daños, por lo menos en parte.
Durante la dictadura, las mujeres perdían su condición de funcionarias del estado si se casaban. Años después de morir el dictador, se les devolvió su trabajo y su condición a las que quisieron y pudieron aceptarlo. Algunas volvieron a su trabajo, después de veinte años, de treinta años… No se les pudo devolver el pasado, pero para muchas eso cerró algunas heridas…
No sé los motivos de Garzón, pero me gusta mucho la que está armando.
5 comentarios:
Me gusta el tema de la entrada y estoy de acuerdo con la autora.
Me gusta que alguien como Garzón la haya armado, tambien desconozco cuales fueron sus razones pero gracias a esto se han descubierto algunas caretas de algunos que se hacen llamar "demócratas".
Veremos como acaba todo esto, yo de momento no lo se, pero mientras tanto tomo notas para el futuro.
Saludos.
Me parece una cuestión de hacer justicia, asi como soy partidario de que las cosas no se deben olvidar (pueblo que olvida su historia, condenado está a repetirla), soy partidario de cerrar heridas para ambos bandos, ya que es parte de ese proceso histórico de cerrar una etapa para pasar a otra. Lo que muchos tachan de "superfluo" e "innecesario", habiendo cosas mejores que hacer en el momento (si, efectivamente, hay siempre algo mas que hacer), yo creo que es algo que había que hacer cuanto antes. Casi me alegro incluso de que se haya liado esta con Garzón, aunque lo siento por él; pero esto no es mas que publicidad a través de un juez que levanta mucho amor y odio, y eso va a dar que hablar, al final, conseguirá salirse con la suya, al fin y al cabo, está haciendo que se saquen a la luz las heridas del pasado (que no cerraron, sino que ya estaban abiertas) para poder hacer que dejen de sangrar en silencio.
Y aunque no sea Garzón todo lo que hay que hablar en el tema, decir que si la justicia avanzara al ritmo que Garzón mueve sus causas, la justicia funcionaría mil veces mejor.
Bienvenida, colaboradora sorpresa :)
hay una manera muy sencilla de explicarlo
http://2.bp.blogspot.com/_EoDoocZNorU/S9L-Bk1jyzI/AAAAAAAAAxk/n1AnNf1qjSs/s1600/historia_blog.jpg
Efectivamente.
Ya, bueno. Todo eso está muy bien, a mi me parece estupendo que los que hacen algo paguen por lo que hicieron, aunque no veo yo cómo si el 90% están muertos.
Entendedme: yo soy una persona muy poco idealista (o no al menos en el sentido convencional) y nada espiritual (ídem). Viéndolo desde el punto de vista práctico, realmente a mi ni me va ni me viene; es más, mejor sería que se dedicara a causas más actuales y que corren más prisa (por aquello de agilizar), aunque teniendo encuenta que Garzón es el juez de español con más instrucciones incompletas y al que más encausados se le han escapado por hacer mal la instrucción previa al jucio (véase al citado Pinochet), lo mejor sería que se dedicase a los juzgados de paz.
Pero bueno, teniendo en cuenta que yo soy partidario del ojo por ojo, etc, etc, multiplicado por mil, tendría que liarse muy parda y habría que masacrar a mucha gente que no tiene culpa de nada (aunque estoy completamente convencido de que un genocidio del 95% de la población mundial solucionaría muchos problemas; el 1º, el paro).
Hail and Kill!!!
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